15 agosto 2011

El Experimento Ruso del Sueño - Parte 2

Se Recomienda Leer La Primera Parte Antes de Comenzar Aquí

Las raciones de comida de los últimos 5 días no habían sido tocadas. Había pedazos de carne de los muslos y pecho del sujeto de pruebas muerto, atorados en el drenaje en el centro del cuarto, bloqueando el drenaje y permitiendo que 4 pulgadas de agua se acumularan en el piso. Exactamente que tanta agua del piso era de hecho sangre nunca fue determinado. Los cuatro sujetos "sobrevivientes" también tenían grandes porciones de músculo y piel arrancados de sus cuerpos. La destrucción de la carne y los huesos expuestos en sus puntas de los dedos indicaban que las heridas habían sido infligidas por la mano, y no con los dientes, como los investigadores pensaron al principio. Una examen más cercano de la posición y ángulo de las heridas indicaron que muchas si no todas ellas fueron auto-infligidas. 

Los órganos abdominales debajo de la caja torácica de los cuatro sujetos había sido removida. Mientras el corazón los pulmones y el diafragma permanecían en su lugar, la piel y muchos de los músculos adheridos a las costillas habían sido arrancados, exponiendo los pulmones por la caja torácica. Todos los vasos sanguíneos y órganos permanecían intactos, sólo habían sido sacados y puestos en el piso, desplegados al rededor de los aún vivos cuerpos de los sujetos. El tracto digestivo de los cuatro podía ser visto trabajando, digiriendo comida. Rápidamente se volvió aparente que lo que estaban digiriendo era su propia carne que habían desgarrado y comido al pasar los días.

Casi todos los soldados eran fuerzas especiales rusas en las instalaciones, pero aún así muchos se negaron a regresar al cuarto a sacar a los sujetos de prueba. Ellos continuaron gritando que se les dejara en el cuarto y alternadamente pedían y demandaban que el gas fuera puesto de nuevo, para que no se quedaran dormidos..

Para sorpresa de todos, los sujetos de prueba armaron una fiera pelea en el proceso de ser sacados del cuarto. Uno de los soldados rusos murió al tener su garganta cortada, otro fue gravemente herido al tener sus testículos arrancados y una arteria en su pierna cortada por los dientes de uno de los sujetos. Otros cinco de los soldados perdieron la vida si se cuentan aquellos que cometieron suicidio las semanas siguientes al incidente.

En la batalla uno de los cuatro sujetos vivos se rompió el bazo y se desangró casi inmediatamente. Los investigadores médicos intentaron sedarlo pero esto resultó imposible. Se le inyectó más de diez veces la dosis humana de un derivado de morfina y aún así luchó como un animal arrinconado, rompiendo las costillas y un brazo de un doctor. Cuando se vio que el corazón latió dos minutos enteros después de que se había desangrado, se llegó a la conclusión de que había más aire que sangre en el sistema vascular. Incluso después de que se detuvo, él continuó gritando y agitándose por otros tres minutos, luchando para atacar a cualquiera a su alcance y sólo repitiendo "¡MÁS!" una y otra vez, cada vez más débil, hasta que por fin se quedó en silencio.

Los tres sujetos sobrevivientes fueron fuertemente contenidos y movidos a instalaciones médicas, los dos con las cuerdas vocales intactas continuamente pidiendo el gas, exigiendo quedarse despiertos...

El más herido de los tres fue llevado al único cuarto quirúrgico que tenían las instalaciones. En el proceso de preparar al sujeto para colocar de nuevo sus órganos en su lugar dentro del cuerpo se encontró que era efectivamente inmune al sedante que le dieron para la operación. Él luchó furiosamente contra las contenciones cuando se le intentó poner el gas anestésico para la operación. El logró rasgar mucha de una correa de cuero de 4 pulgadas puesta en su muñeca, incluso sobre el peso de un soldado de 200 libras sosteniendo esa muñeca. Sólo tomó un poco más de anestésico de lo normal para controlarlo, y al instante en que sus párpados se cerraron, su corazón se detuvo. En la autopsia del sujeto de prueba que murió en la mesa de operaciones se encontró que tenía el triple del nivel normal de oxígeno. Sus músculos que aún estaban adheridos al esqueleto habían sigo terriblemente desgarrados y se había roto nueve huesos en su lucha por no ser controlado. Muchos de ellos estaban así por la fuerza que sus propios músculos ejercieron sobre ellos.

El segundo sobreviviente había sido el primero del grupo de cinco que empezó a gritar. Sus cuerdas vocales destruidas le hacían imposible rogar o objetar la cirugía, y sólo reaccionaba al sacudir violentamente su cabeza en desacuerdo cuando pusieron el gas anestésico cerca de él. Él movió si cabeza, asintiendo, cuando alguien sugirió hacer la cirugía sin anestésico, y no reaccionó por las 6 horas enteras del procedimiento de re-emplazamiento de sus órganos abdominales y el intento de cubrirlos con lo que quedaba de su piel. El cirujano presidiendo continuamente repetía que era medicamente imposible que el paciente siguiera vivo. Una aterrorizada enfermera declaró que había visto a la boca del paciente convertirse en una sonrisa varias veces, cada vez que sus ojos se encontraban.

Cuando la cirugía acabó, el sujeto miró al cirujano y comenzó a chillar fuertemente, intentando hablar mientras luchaba. Asumiendo que esto debía ser de vital importancia, el cirujano mandó buscar pluma y papel para que el paciente pudiera escribir su mensaje.

Era simple: "Siga cortando"...

Continuará...

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